jueves, 16 de mayo de 2013

La Gran Estabilidad y La Gran Inestabilidad en el Sur del País

En general, la década de 2000 fue propicia para observar condiciones de convergencia regional en México. Al complementar de manera creciente al crecimiento económico del país la demanda interna –es decir, al motor de las exportaciones se le sumo componentes internos de la demanda agregada. Para el caso del sureste del país tres factores fundamentales jugaron a su favor: (1) integración económica global; (2) beneficios de la estabilidad macroeconómica, y (3) mejores condiciones de gasto público en las entidades federativas. Vamos por partes.


1. Integración económica global  


La economía del sur tiene una exposición, muchas veces subestimada, a la economía global. De manera creciente, en sincronía con la integración económica del país al resto del mundo, la demanda a la oferta agregada de la región está determinada de manera exógena; por lo tanto, incide de manera más franca sobre los sectores económicos comerciables –es decir, la agricultura, la minería, la ganadería, la silvicultura, la manufactura, y los servicios turísticos-. Dicho contexto ha causado que la volatilidad de la demanda se amplíe.


Ciertamente entramos en general, como país, a una era de gran estabilización en las variables macroeconómicas a partir de la década de 1990 –con dos grandes interrupciones: 1995 y 2009-; no obstante, para el sur del país en particular, en posible que se ingresó a un era de gran inestabilidad. Por citar un ejemplo, la mayor importancia de la industria turística en la región, por la apertura y consolidación de destinos en Quintana Roo y Oaxaca, dieron como resultado que las pautas dinámicas en el crecimiento económico fueran más inestables –debido a la regularidad empírica de la mayor elasticidad de la demanda por los servicios turísticos-. Y también, para apuntalar esta idea, sucedió en la ganadería y en la agricultura, la cual por el esquema de apoyo gubernamental que descansaba en reducir el riesgo de precio a los productores, el cambio de paradigma en el apoyo al campo condujo que la agricultura y ganadería se volviera una actividad más riesgosa.


No obstante lo anterior, la primera década del tercer milenio resultado muy favorable. A pesar de la gran recesión de 2009. Ahondo más al respecto en otra intervención.

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