domingo, 22 de agosto de 2010

La Velocidad de Cambio en el desempleo


No sólo sorprende la eleva tasa de desempleo de Estados Unidos, sino la lentitud en su velocidad de ajuste --que aquí la defino como el promedio del cambio porcentual absoluto de los últimos doce meses en la tasa--.

El fenómeno ya occurrió con la "Jobless Recovery" del 2001-02 cuando el desempleo se estacionó en por arriba del cinco por ciento. Sin embargo, los pronosticadores estiman que la velocidad de ajuste, en esta ocasión, se quedará por un buen tiempo.






Apunte de la volatilidad financiera reciente

La volatilidad en los mercados financieros de los últimos días no sorprende. Después de que los organismos internacionales vaticinaron una recuperación firme durante este año, encabezada por Estados Unidos, información reciente y la declaración de la Reserva Federal de la semana pasado, hace tambalear las expectativas positivas. Afectando la percepción del grado de salud financiera de los gobiernos, empresas y familias que se esperaba una mayor mejoraría en el segundo semestre de este año.

Los indicadores muestran una posible desaceleración económica mundial. Después de un segundo trimestre positivo. El empleo privado de Estados Unidos no crece. Las medidas de austeridad fiscal europea están frenando su ya de por si anémico crecimiento económico. Y China, la locomotora económica dos, que depende mucho de la locomotora uno –Estados Unidos- muestra algunas señalas de enfriamiento. Haciendo un coctel perfecto de nerviosismo para los inversionistas y hacedores de política económica.

La recesión económica del 2009 fue consecuencia de la corrección en los niveles de consumo de las familias en Estados Unidos y otras naciones como respuesta a sus elevados niveles de endeudamiento, menores ingresos, y mayor incertidumbre en el mercado laboral que se agudizó a partir del tercer trimestre de 2008 con los problemas en el sistema financiero mundial. En respuesta, los principales gobiernos del mundo intervinieron para suavizar los costos económicos de la recesión al aumentar el gasto público, reducir los impuestos de manera temporal, y los bancos centrales instrumentando una política monetaria expansiva bajando las tasas de interés de referencia y actuado como prestador de última instancia de intermediarios financieros con problemas de liquidez. Incluso México tuvo la oportunidad de emprender una política fiscal expansiva para amortiguar las condiciones recesivas por primera vez en décadas.

Sin embargo, no se esperaba que actividad en la construcción privada, la inversión, y el consumo privado tuviera un período letárgico tan amplio. Por lo que a la luz de un período prolongado de bajo crecimiento económico en las naciones desarrolladas y con la imposibilidad de mantener el estímulo fiscal, el nerviosismo del mercado está bien fundamentado. Sin embargo, el efecto colateral que más nos interesa es el daño que puede sufrir la habilidad de la economía mexicana para crecer a través del canal de las exportaciones de México al mundo, particularmente al vecino del Norte, que podría causar una desaceleración que regionalmente impactaría los prospectos de crecimiento de los estados en la frontera norte, Aguascalientes, Jalisco y otras zonas exportadoras.

Por otro lado, otro indicador de inversión que refleja la habilidad de la economía mexicana para crecer en el mediano y largo plazo, las importaciones de bienes de capital, no se han recuperado como el resto de los componentes de las importaciones. Cifras del comercio exterior en Junio señalan que las importaciones de bienes de capital se redujeron en términos anuales 4.1 por ciento, contrario al aumento en las importaciones petroleras de 73 por ciento, bienes de consumo 35 por ciento, y bienes intermedios 43 por ciento. La importancia de los bienes de capital es que revela las decisiones del sector productivo de ampliación de capacidad instalada. Al incluir por ejemplo la importación de bienes de alta tecnología para el sector servicios. Por lo que ante el escenario de baja en el nivel de exportaciones, tampoco factores endógenos parecen compensar una desaceleración franca de la economía norteamericana.

En resumen, la volatilidad financiera es reflejo del aumento en la probabilidad de una desaceleración mayor en la economía mundial. Causando que la expectativa de flujo futuro de las utilidades de las empresas, su capacidad por honrar sus deudas, y el margen de maniobra financiera del gobierno se vea reducida. En términos técnicos, se observa un baja en el valor presente del flujo futuro de las empresas y aumento en el riesgo de impago de los emisores de deuda. Y como corolario, aumenta la posibilidad de un menor ritmo de crecimiento del país en los próximos meses.

Salvador Rodríguez, salva.rguez@gmail.com