Los cambios más importantes del país, en el ámbito económico, se han dado como respuesta a situaciones económicas adversas.
Como ejemplo: Los graves episodios inflacionarios del país en los ochentas establecieron como condición indispensable para la estabilidad económica el darle autonomía al Banco de México. Se alcanzó en 1994. Con los resultados esperados: elevadas inflaciones proscritas del país.
Hoy, en la coyuntura actual, con un problema serio hacendario por la caída en los ingresos por la venta del petróleo, traerá consigo la corrección de un problema largamente diferido: el fortalecimiento de las haciendas públicas municipales y estatales.
El síntoma de lo anterior es la fuerte corrección de la inversión pública en infraestructura en el país. Problema agudizado en entidades como Veracruz y Tabasco, en donde la obra contratada por el sector público durante el primer semestre del año en términos reales ha descendido 46.7 y 26.7 por ciento respectivamente, en términos reales según el INEGI.
Además, posiblemente por el ciclo político, los tarifas públicas no se ajustaron durante el primer semestre del año en respuesta a la caída de los ingresos, como se refleja en el subíndice de tarifas autorizadas por el sector público dentro del calculo de inflación, los cuales han aumentado 2 por ciento en términos anuales durante los primeros siete meses del año.
Así, nos encontramos en una nueva normalidad para los ayuntamientos y gobiernos estatales que perdurará por lo menos dos años, si todo se conserva sin cambios: Un entorno de escasez de ingresos públicos con crecientes necesidades financieras para honrar las deudas; pero sobre todo, por las crecientes demandas sociales ante los rezagos de infraestructura y de servicios públicos, incluyendo de seguridad pública, y las exorbitantes promesas de campaña.
Este entorno incentivará la creatividad de las tesorerías por recaudar más. Fenómeno observado ya en estados como Veracruz con legislaciones como la nueva ley de tránsito -con claros vestigios de ser un instrumento para la recaudación o, en este mismo estado-, o la reconfiguración de la fórmula de financiamiento para un menor fondeo público en las obras de ampliación del puerto de Veracruz.
Aquí tenemos en marcha otro cambio estructural. Veremos que forma toma.
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